miércoles, 22 de julio de 2015

Herencia réproba

Es peligroso y osado interpretar cualquier escrito de forma descontextualizada; tristemente más allá de la verdad, lo único que encontramos es un reflejo vivo y candente de una civilización de espectáculos que más que de ejercicios juiciosos que tiendan a la construcción, está plagada de posiciones populistas y desfasadas que alimentan el paternalismo de las figuras del estado que tanto daño han hecho a este país y la medrosa existencia de nuestro pueblo.

No es la mía una posición inamovible que niegue lo evidente, algunos actores tienen objetivos diáfanos, pero quienes lucramos esos beneficios tampoco tenemos claro el límite de nuestro derecho. 

Basta con observar el ejercicio facilista del quehacer de quienes a través de los medios ostentan un poder casi divino ha perdido rumbo, gestando con tal disfunción periodística, una aberrante justicia en manos del presentador de turno.

El legislador con su ignorancia, el leguleyo acostumbrado a saturar el sistema no con conocimiento  si no con fútiles pero engorrosos asuntos, y un judicial podrido en su esencia con finalidad distinta a la de crear equidad, no generarán más que una sociedad insostenible y una nación en manos de parásitos pusilánimes que se niegan a mover un dedo. Mientras la salvaguarda de los derechos reales debería ser bandera, lo único que aflora es la complacencia absurda y sin límites de quienes exigen prebendas, y de aquellos que las otorgan con tibieza en su criterio y un franco desdén por las leyes.

Quienes dirigen nuestros destinos, aquellos a quienes hemos elegido en ejercicio de la democracia, han demostrado consistentemente  porqué en manos de un pueblo ignorante y facilista, el derecho al voto sólo perpetúa la siempre creciente mácula de nuestra sociedad, almas arpías de nacimiento.

Es un panorama devastador, la única herencia de nuestra progenitura será la ley del menor esfuerzo, la ignorancia, la incultura,  la incivilidad… oscuro futuro.